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Lectura del cuerpo: La biometría como acceso

Muchas veces soy una persona paranoica en cuanto a la seguridad digital se trata, pero otras veces me divierto de mis errores como de los demás. Así como también funcionan como reflexión.

La biometría es una ciencia que se encarga de medir datos biológicos, tales como; iris, huellas digitales, rasgos faciales, etc. En la informática, la autenticación biométrica se utiliza para reconocer que una persona sea quien dice ser y que no se pueda realizar algún tipo de fraude en cuanto a la identidad.

Ahora bien, el cuerpo siempre ha sido terreno de lecturas, narraciones, organización, de percepción.

El cuerpo se encuentra presente pero silenciado en lo cotidiano, previamente se hacía mención sobre la visión del cuerpo gracias a la visión mecanicista que surgió en el renacimiento. Pero también comenzó a dibujarse el cuerpo como un punto para la clasificación y la comunicación, es decir, la interacción social.

Toda acción del cuerpo o aseo hacia el mismo no es coincidencia. Todo ha sido parte de un proceso de aprendizaje que en principio va ligado a la moralidad y lo religioso. Para aclarar lo dicho, la antropóloga británica, Mary Douglas (1936) desarrolló una teoría a partir de la clasificación, enfocada en el aspecto religioso y su relación con el cuerpo. Por otro lado, Marcel Mauss (1934), describió que el cuerpo se enmarca y se mueve a partir de un sistema simbólico.

La clasificación es un punto de partida básico para desarrollar sistemas simbólicos. Para así poder dar alineación a cosas como para demarcar y separar. Dentro del sistema clasificatorio, las separaciones son vistas como fronteras entre la transgresión del sistema simbólico y el seguimiento del mecanismo empleado por el sistema. Todo esto, expresado por el cuerpo, pero a su vez como menciona Foucault (2008), el cuerpo es modelado por la sociedad, en este caso también por la cultura, como consecuencia de las oscilaciones y concepciones simbólicas. Ahora bien, como menciona Douglas, en las clasificaciones encontramos fronteras y estas fronteras hacen que un sistema deje entrever su vulnerabilidad, por ende, la cultura crea modelos rígidos de expresiones y socialización, ya sean códigos de carácter permisivo o restrictivo.

Douglas, hizo referencia a Mauss, al proponer que el cuerpo es un reflejo de la sociedad, por lo cual, no existe una manera natural de verlo.

El cuerpo social condiciona el modo en que percibimos el cuerpo físico. La experiencia física del cuerpo, modificada siempre por las categorías sociales a través de las cuales lo conocemos, mantiene a su vez una determinada visión de la sociedad. Existe pues un continuo intercambio entre los dos tipos de experiencia de modo que cada uno de ellos viene a reforzar las categorías del otro. Como resultado de esa interacción, el cuerpo en sí constituye un medio de expresión sujeto a muchas limitaciones. (1970, pág. 89)

De la misma forma en la que el cuerpo es un medio de expresión, también sirve como un mecanismo de control y “cuanto mayor sea la presión por parte del sistema social mayor será la tendencia a descorporeizar las formas de expresión” (Douglas, 1970, pág. 96). Con base en esto, el sistema social se basa de instituciones que procuren el orden y la descorporalización, tales como: la familia, la escuela y la religión. Todas con castigos morales o físicos sobre el cuerpo y el sujeto. Pero destaca la religión, pues opera más allá de la materialidad.

El cuerpo físico es un microcosmos de la sociedad, que se enfrenta con el centro de donde emana el poder, que reduce o aumenta sus exigencias en relación directa con la intensificación o relajamiento de las presiones sociales…Sus exigencias no sólo se subordinan a las exigencias sociales, sino que se consideran contrarias a esas ultimas. (Douglas, 1970, pág. 97)


El concepto de contaminación dentro del contexto religioso es un ejemplo de toda una conformación de exigencias para con el cuerpo. Junto con el tabú como: aquello que no está permitido dentro de las exigencias sociales.

. La práctica médica, fue la primera disciplina que se adueñó del cuerpo desde su enfermedad, su salud, su reproducción y su diagnóstico. El encuentro de la medicina con el cuerpo fue el primer paso separatista del cuerpo como objeto sagrado y como un instrumento de la experimentación.

En la historia de la medicina, el cuerpo también ha tenido su parte de tabú o de fronteras, puesto que se estaba bajo la idea de lo sagrado. Muchos de los cuerpos enfermos eran diagnosticados por medio del relato. El enfermo era quien contaba al médico cómo era su sentir con respecto a la enfermedad y el dolor.

La consulta se iniciaba con el relato de la enfermedad, que situaba y enfocaba el cuerpo contrariado del paciente. Formulaba una imagen subjetiva de la enfermedad y, en su interpretación, prevalecían las experiencias del yo. Sentimientos, memoria e interpretación formaban parte indispensable de la descripción de los síntomas. En su totalidad, puede describirse como una especie de técnica testimonial, donde el paciente deviene su propio testigo gracias a sus recuerdos, o como una técnica narrativa, ya que da forma a su experiencia de la enfermedad agudizándola o reduciéndola, quitando o añadiendo. El médico que escucha se ve empujado a entrar en el drama que el paciente escenifica (Johanninson, 2006, pág. 21)

El cuerpo se volvió como la fuente de una narrativa culturalmente construida del dolor, la enfermedad y de la salud. Por lo tanto, el enfermo encarna esas construcciones para describir el acaecer de la enfermedad. Sin embargo, la narrativa no es un soliloquio, puesto que es un diálogo con el médico que, en primera instancia, no tenía permitido tocar el cuerpo. Las narrativas de la enfermedad son hoy día una constante de la visita en el consultorio. Primero el drama narrativo, después la auscultación y por último el diagnóstico. Todo el proceso mediado por el experto, en este caso, el médico. “El lenguaje y el vocabulario responden consistentemente a un mundo imaginario donde el cuerpo forma un nexo orgánico con la naturaleza.” (Johannisson, 2006, pág23).

La experiencia de la enfermedad también es un elemento individual. Si bien, existe un lenguaje para comunicarla, el cuerpo reacciona de forma diferente a la fiebre, el calambre, el dolor de cabeza o el dolor de muela, por lo que también existe una interpretación del acontecer del enfermo por parte del médico. Incluso de las cosas que se pueden decir al describir la enfermedad. Aquello que se dice, se oculta o se evade por ser mal visto incluso para el cuerpo enfermo.

Otro elemento para el diagnóstico era el análisis de los signos de la enfermedad.

La palabra semiótica o semiología (del griego, semion, signo) que hoy día se relaciona inmediatamente con el ámbito de la ciencia lingüística y de la cultura, era al comienzo y por lo menos hasta la década de 1920 un concepto estrictamente médico que significaba “ciencia de los signos de las enfermedades (…)  Esto señala la lectura del cuerpo y la interpretación del lenguaje corporal como la forma originaria y más básica de la lectura” (Johanninson, 2006, pág. 28)

La medicina podría ser considerada como la primera disciplina en intervenir el cuerpo de formas invasivas. La clínica como tal, surgió en el siglo XIX. Los sujetos y los cuerpos fueron disciplinados conforme a la comodidad de la observación y vigilancia del médico. Si bien en la etapa de la narrativa y descifrado de signos, era el enfermo quien contaba como sujeto sensible. En la clínica se objetivaba el enfermo, se le quitaba la capacidad de sensibilidad. Actualmente lo que ha realizado la medicina moderna es un desapego del sujeto y sólo se observa el cuerpo.  Se ha desarrollado el modelo anatómico de los libros sin identidad y con ello ha agudizado la percepción de los sentidos del médico para la interpretación de los signos de la enfermedad.

La mezcla entre hombre y técnica o cuerpo y la técnica es habitual dentro de la cultura y la sociedad. Pero es con los procedimientos biotecnológicos[1] donde se observa una gran intervención del cuerpo, de forma invasiva.

Los procesos biométricos usados para la autenticación de las personas, van desde el registro del iris antes el SAT, las huellas digitales desde el nacimiento (el pulgar en el acta de nacimiento) , la autenticación ante los bancos, para el desbloqueo del dispositivo móvil, para el registro de una actividad delictiva. En realidad el uso de la biometría no es novedosa, aunque sí lo es para la validación de la identidad ante procesos bancarios, principalmente, votaciones electrónicas, etc. Dado que la biometría es una medida de seguridad casi confiable. El cuerpo es único, el comportamiento del cuerpo y la manera de expresarnos con el cuerpo es unica y puede ser leído, registrado y una llave de acceso a toda la vida y actividad de un individuo.

Hace unos años, con el uso de las redes sociales ha sido común la selfie con el pulgar marcado después de las votaciones (en México), pero no se toman medidas necesarias para la protección de esa huella en una fotografía casi inocente. Pero si tomamos en cuenta que toda la banca nacional ha decicido pasar a usar métodos biométricos para la seguridad y autenticación de los clientes, ¿Qué puede esperar a quienes de forma inocente exponen una simple huella digital en la Internet?¿la fotografía es una representación de un acto? ¿se representa el cuerpo, el momento? ¿se inmortaliza y almacena la acción?

Primero deberíamos de ponernos a pensar que las fotografías que tenemos en nuestras redes sociales, no son representaciones de nosotros, de nuestros cuerpos e identidades, sino que son un continuo de lo que somos. Debemos comenzar a usar y navegar en la Internet con la misma seguridad y paranoia con la que cuidamos que la casa esté bien cerrada, que nuestros documentos físicos bien guardados. Ya no podemos pensar en una separación entre lo online y lo offline, sino que debemos que comenzar a pensar en lo onlife. En cuidarnos a nosotras, a nosotres de la misma manera en que lo hacemos en las calles. Crear conexiones seguras, compartir hasta donde queramos, siempre y cuando cuidemos de nosotres en el mundo digital.

 

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[1] Entiéndase biotecnología como: 1. f. Med. Pieza, aparato o sustancia que se coloca en el cuerpo para mejorar alguna de sus funciones, o con fines estéticos.

  1. f. Med. Procedimiento mediante el cual se repara artificialmente la falta de un órgano o parte de él; como la de un diente, un ojo, etc.