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Libroteca | Utopía Pirata

¡Hablemos de Anarquismo, gente!  Y no hay una libroteca anarquista decente si no se tiene a Hackim Bey entre su colección.

Hackim Bey es un personaje complejo pues se autodenomnia anarquista ontológico,  además se le encuentra dentro de la corriente de anarquismo postizquierda, una corriente postanarquista y por si fuera poco es considera por algunos como un ideólogo hacker. Mencionar a un personaje así es algo complejo, más por la carga de denominaciones o de identidades asumidas y las que se le han ido asignando al paso de los años. Lo que sí queda claro es la aportación que ha dado en sus ensayos.

TAZ o Zona Temporalmente Autónoma es el ensayo que le otorgó mayor reconocimiento. A pesar de ser sólo un ensayo corto, el cual expone y aclara el concepto por medio de su libro «Utopía Pirata», nos coloca de manera clara la imagen de que TAZ son espacios de autonomía fuera del alcance de los gobiernos y de la centralización. ¿Les suena a algo?…. Internet. La cual en teoría debería de ser nuestro TAZ, aunque podría decirse que lo es y en partes. Lo que nos lleva al camino del anarquismo individualista, en el cual está metido Hakim Bey, el cual hace una fuerte crítica hacia el anarquismo social y el ortodoxo, haciéndoles ver que no hacen en sí un gran cambio, que después de lograr las metas ya no se avanza más en el sendero de la autonomía.

Bueno, sin más, espero que disfruten del libro como yo lo hice hace unos años y lo sigo haciendo ahora.

Ciberespacio y resistencias

Hoy hablaremos de un libro que se presentó hace unos años. En el 2012 se presentó un libro llamado: Ciberespacio y Resistencias. Exploración de la cultura digital.

En sí el libro esta dividido en dos partes, pero en las cuales nos lleva en un viaje de temas Copyleft. Además de ser escrito en colaboración entre varios autores, lo cual es riquísimo por sus puntos de vista, la escritura desde sus vidas, militancia, trabajo, desde sus trincheras. Entonces se convierte en un compilado de escritos teóricos que se respaldan desde las prácticas y la reflexión de la situación digital, los nuevos medios de creación, de consumo y de colaboración. Y bueno, para quien sea stallmaniano practicante o no, el libro contiene un artículo de San Ignucio, en el que nos habla de las cosas de autoría.

En sí es un libro cautivador y que no puede faltar en la libroteca.

Nuevas comunidades | Nuevos espacios de colaboración

La razón por la que los hackers de Linux hacen algo es que lo encuentran muy interesante y les gusta compartir eso tan interesante con los demás. De repente, se obtiene entretenimiento del hecho de estar haciendo algo interesante, a la vez que se alcanza una repercusión social. Se logra así este efecto de la red Linux, donde hay multitud de hackers que trabajan juntos porque disfrutan con lo que hacen.

(Linus en Pekka:2002,11)

Dentro de las comunidades de CL, la horizontalidad como la autogestión son factores importantes para lograr, desde sus espacios, una emancipación de los instrumentos de control social. Por esto mismo, existen nuevas iniciativas de espacios que promuevan el uso de herramientas libres y que las creaciones sean liberadas bajo una licencia CC, espacios autogestivos, abiertos a todos y donde se difundan herramientas para todos. “Los hacklab comenzaron a finales de los noventa en Italia y, hoy en día, hay más de treinta repartidos por Italia, España, Francia, Londres y Latinoamérica.” (Barandiaran:2006). Pero también existen espacios físicos desde hace unos años como el encuentro anual Hackmitin o los hackerspaces, por ejemplo.

Debido a la gran cantidad de intereses que se pueden desarrollar o que se pueden presentar dentro de la comunidad, las actividades que se realizan dentro de un espacio, llámese hacklab, hackerspace; son variados. Dichas actividades no sólo pueden llegar a responder a intereses de los miembros más allegados al espacio, sino que pueden ser propuestas para ayudar de forma directa los intereses e inquietudes de la localidad donde se encuentran. Pero no sólo existe este tipo de participación o de actividades. Pues dentro de la comunidad existe el intercambio de saberes por otros saberes.

A pesar de que dentro de las comunidades no se intercambian cosas materiales, como en el Kula o Potlatch, los saberes toman ese lugar. Los conocimientos tienen mayor valor dentro de la comunidad por su cualidad de pertenecer a todos al mismo tiempo y de enriquecer a los mismos de forma colaborativa. A diferencia de aquellas prácticas de intercambio o de economía sobre el don. Los que reciben o los receptores de nuevos conocimientos pueden o no sentirse forzados a regresar algo al tallerista o al amigo-a que les ayudó con algo. Pues los saberes circulan de tal manera que el receptor 1 puede no retransmitir el mensaje dentro de la comunidad 0, pero sí en una comunidad 4 ó 5, o bien en un foro web o con amigos cercanos, dado que no existe un jefe que reclame un recibir directo.” Los cuerpos dispersos con sus experiencias y habilidades diversas se unen así para crear una red de intercambio de habilidades.” (Barandiaran: 2006).

Es por eso que desde esta perspectiva hacer que se recuerde un poco a Godelier, pues aquellos integrantes de la comunidad, no sólo comparten de forma rizomática, sino que con ello acrecientan el rizoma de colaboración. La compartición de la cual ellos son entusiastas, es de nuevo donde vemos que no sólo se trata de actores, sino que de actores: los nuevos individuos y las nuevas identidades prosumidoras. Aquellos sitios de hacklabs se convierten en laboratorios para la experimentación. Manuel Zapata comenta una vez “La acumulación de la tecnología priva al humano del derecho ontológico de ser un creador». Pero, para la comunidad, la acumulación de tecnología, puede traer consigo dos cosas. La primera, una gran puerta para la vigilancia de los usuarios. La segunda, otras plataformas para poder crear y compartir, tanto sus creaciones como las de otros de una forma más fluida. Así que mientras que para Manuel Zapata, la tecnología convierte al humano en un mero consumidor, una idea inclinada hacia lo negativo y hacia el mercado. Lo que ocurre es que los usuarios pueden ver una forma más de colaborar y comunicarse, quejarse y recrear. Tan sólo basta con ponerse a pensar si años atrás alguien hubiera imaginado el boom de los vloggers en YouTube.