La razón por la que los hackers de Linux hacen algo es que lo encuentran muy interesante y les gusta compartir eso tan interesante con los demás. De repente, se obtiene entretenimiento del hecho de estar haciendo algo interesante, a la vez que se alcanza una repercusión social. Se logra así este efecto de la red Linux, donde hay multitud de hackers que trabajan juntos porque disfrutan con lo que hacen.
(Linus en Pekka:2002,11)
Dentro de las comunidades de CL, la horizontalidad como la autogestión son factores importantes para lograr, desde sus espacios, una emancipación de los instrumentos de control social. Por esto mismo, existen nuevas iniciativas de espacios que promuevan el uso de herramientas libres y que las creaciones sean liberadas bajo una licencia CC, espacios autogestivos, abiertos a todos y donde se difundan herramientas para todos. “Los hacklab comenzaron a finales de los noventa en Italia y, hoy en día, hay más de treinta repartidos por Italia, España, Francia, Londres y Latinoamérica.” (Barandiaran:2006). Pero también existen espacios físicos desde hace unos años como el encuentro anual Hackmitin o los hackerspaces, por ejemplo.
Debido a la gran cantidad de intereses que se pueden desarrollar o que se pueden presentar dentro de la comunidad, las actividades que se realizan dentro de un espacio, llámese hacklab, hackerspace; son variados. Dichas actividades no sólo pueden llegar a responder a intereses de los miembros más allegados al espacio, sino que pueden ser propuestas para ayudar de forma directa los intereses e inquietudes de la localidad donde se encuentran. Pero no sólo existe este tipo de participación o de actividades. Pues dentro de la comunidad existe el intercambio de saberes por otros saberes.
A pesar de que dentro de las comunidades no se intercambian cosas materiales, como en el Kula o Potlatch, los saberes toman ese lugar. Los conocimientos tienen mayor valor dentro de la comunidad por su cualidad de pertenecer a todos al mismo tiempo y de enriquecer a los mismos de forma colaborativa. A diferencia de aquellas prácticas de intercambio o de economía sobre el don. Los que reciben o los receptores de nuevos conocimientos pueden o no sentirse forzados a regresar algo al tallerista o al amigo-a que les ayudó con algo. Pues los saberes circulan de tal manera que el receptor 1 puede no retransmitir el mensaje dentro de la comunidad 0, pero sí en una comunidad 4 ó 5, o bien en un foro web o con amigos cercanos, dado que no existe un jefe que reclame un recibir directo.” Los cuerpos dispersos con sus experiencias y habilidades diversas se unen así para crear una red de intercambio de habilidades.” (Barandiaran: 2006).
Es por eso que desde esta perspectiva hacer que se recuerde un poco a Godelier, pues aquellos integrantes de la comunidad, no sólo comparten de forma rizomática, sino que con ello acrecientan el rizoma de colaboración. La compartición de la cual ellos son entusiastas, es de nuevo donde vemos que no sólo se trata de actores, sino que de actores: los nuevos individuos y las nuevas identidades prosumidoras. Aquellos sitios de hacklabs se convierten en laboratorios para la experimentación. Manuel Zapata comenta una vez “La acumulación de la tecnología priva al humano del derecho ontológico de ser un creador». Pero, para la comunidad, la acumulación de tecnología, puede traer consigo dos cosas. La primera, una gran puerta para la vigilancia de los usuarios. La segunda, otras plataformas para poder crear y compartir, tanto sus creaciones como las de otros de una forma más fluida. Así que mientras que para Manuel Zapata, la tecnología convierte al humano en un mero consumidor, una idea inclinada hacia lo negativo y hacia el mercado. Lo que ocurre es que los usuarios pueden ver una forma más de colaborar y comunicarse, quejarse y recrear. Tan sólo basta con ponerse a pensar si años atrás alguien hubiera imaginado el boom de los vloggers en YouTube.